lunes, 20 de mayo de 2013

Ernesto Ramírez



cuando dan las tres                                                                                

el reloj de la plaza dio las tres
y la gente que iba siguió yendo
y la que venía continuó haciéndolo
yo no me encontraba entre ninguno de ellos
imparcial miraba sentado en un banco
de donde no me moví
a mi frente, en lo alto, las agujas partían hacia la hora siguiente
mas no intenté comprender
por qué es inevitable que al dar las tres
la gente impasible siga abocada a su inmutable quehacer 
¿será las tres hora impropia para el cambio
o tal vez por ser una hora bisagra
nos sorprende con la mitad del día hecho
y en marcha el desecho que seremos a la noche?
de todas formas a las tres y no muy lejos
tras un choque múltiple tres vidas se inhiben
una mujer y dos niños lloran abrazados frente a una loza
a un banco entran tres hombres armados
en un hotel dos mujeres y un hombre se encienden                                        

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